Tumor de mamas

  13 de Abril, 2015

El tumor de mama es una de las enfermedades más extendidas y temidas hoy en día, puesto que su incidencia es bastante elevada y el tumor puede llegar a ser muy agresivo.

Los tumores mamarios malignos crecen a través de los vasos sanguíneos y linfáticos, llegando a los ganglios linfáticos y a los pulmones. Aunque no se conoce el origen, se sabe que muchos de ellos son hormona dependientes, es decir, las hormonas responsables de crear estrógenos ayudan a desarrollar el tumor. En la mayoría de los casos se puede prevenir si se realiza una ovariohisterectomía (intervención en la cual retiramos el útero y los ovarios) antes del primer año de vida. También pueden influir en su desarrollo la administración de tratamientos con progesterona (anticonceptivos).
La clasificación del tumor puede ser realizada mediante una citología o remitiendo las pruebas a un laboratorio especializado. Normalmente, los tumores malignos presentan unas características comunes como: rápido crecimiento, consistencia dura e irregular y úlceras, entre otros. Lo más recomendable es no precipitarse hasta conocer los resultados definitivos.
Es frecuente establecer el diagnóstico durante un examen rutinario, no siendo habitual la consulta como consecuencia del tumor. En algunos casos más avanzados el motivo de consulta es una claudicación (cojera) o disnea (respiración dificultosa) como consecuencia de una metástasis pulmonar. Las zonas más habituales donde podemos detectarlo son las mamas y palpando los ganglios de las axilas.
Una vez analizado el tumor, el especialista decidirá cuál es el tratamiento más adecuado para cada caso. Por ejemplo, para tratar tumores benignos, el tratamiento quirúrgico es favorable. En el caso de que sean malignos, depende en gran medida del tipo tumoral y del estadio del mismo. Otros mecanismos de detección muy eficaces son las radiografías de tórax, que revelan la metástasis en pulmón, y la ecografía, que muestra una posible metástasis a nivel linfático. Por el contrario, los cambios en las analíticas de sangre no son concluyentes.
Es importante hacer una distinción entre tratamiento médico y quirúrgico. El primero de ellos, se aplica cuando el tumor no es operable y suele basarse en sesiones de quimioterapia para intentar controlar el crecimiento del mismo. La segunda opción es la más utilizada y efectiva. Consiste en una intervención quirúrgica para eliminar el tejido tumoral.
En algunos casos se hace imprescindible una segunda intervención, sobre todo si hay que eliminar todas las mamas. También podemos realizar la ovariohisterectomía (extirpar los ovarios) en el momento de la extracción tumoral. Aunque esta última técnica no previene el desarrollo de nuevos tumores.
Tras la cirugía deben realizarse controles de la herida y evolución del paciente y si el animal padecía un tumor maligno, debemos acudir a revisión cada tres meses para controlar su posible reaparición.
Aunque el tumor de mama puede ser mortal, las revisiones periódicas con el veterinario pueden hacer que sea detectado en un estadio temprano, lo que hará que sea más fácil operar y extirparlo de un modo seguro. Por ello, ante esta patología lo mejor es la prevención.


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