La leptospirosis en animales de compañia

  06 de Febrero, 2023

La leptospirosis es una enfermedad bacteriana de los perros que puede tener consecuencias muy graves en las mascotas y que, además, puede contagiarse a las personas.

Esta enfermedad está causada por una bacteria espiroqueta llamada Leptospira, que se encuentra distribuida por todo el mundo. El modo de contagio habitual consiste en la contaminación del agua estancada por la orina de un animal y en el contacto posterior de ese agua con una herida en la piel. Existen muchos tipos distintos de leptospirosis. Las serovariedades que surgen con más frecuencia a los perros se denominan canicola e icterohaemorrhagiae. El perro se considera el reservorio de la serovariedad canicola. Sin embargo, la vacunación masiva contra estas serovariedades ha hecho que la enfermedad de la que son responsables resulte cada vez menos frecuente y que otras serovariedades de la bacteria, como bratislava y grippotyphosa, estan ocupando su lugar.
Vías de infección.
La excreción y contaminación del medio ambiente ocurre principalmente a través de la orina de animales infectados. A temperaturas consistentemente superiores a 18 °C, los suelos húmedos o el agua superficial pueden contaminarse con Leptospira durante semanas o meses en el verano y el otoño. Los hospedadores accidentales se infectan por contacto directo de las membranas mucosas o la piel lesionada con la orina de los animales infectados o por contacto indirecto con el suelo o con agua caliente estancada o que fluye lentamente, lo que favorece la supervivencia del patógeno. De igual forma es posible la infección indirecta a través de los alimentos y los lugares para dormir contaminados. Los pequeños roedores se consideran los huéspedes reservorios más importantes. Sin embargo, es probable que todas las especies conocidas de roedores, marsupiales o mamíferos, incluidos los humanos, puedan actuar como reservorios de Leptospira. (Schuller et al., 2015; Bergmann et al., 2017).
El período de incubación de la leptospirosis puede ser tan breve como unos pocos días, y los organismos se replican rápidamente en la sangre tan pronto como 1 día después de la infección antes de invadir los tejidos. El período de incubación en los estudios experimentales ha sido de 7 días, pero varía según la infección, dosis, cepa y respuesta inmune del huésped (Sykes et al., 2011).
Las ratas constituyen un importante reservorio para el contagio de Leptospira a los perros y, a veces, a las personas. Las ratas apenas se ven afectadas por la enfermedad, pero siguen siendo portadoras durante años y en sus colonias abundan los individuos mejorados.
Los perros también pueden contagiar Leptospira a las personas ya otros perros a través de la orina. Tras la infección, muchos se definen en portadores crónicos sin mostrar aparentemente ningún problema de salud. Esto puede exponer a las familias ya otras mascotas a una enfermedad grave si no se aplica una higiene estricta. La enfermedad puede ocasionar en ciertos casos la muerte, tanto a los perros como a las personas.
Transmisión y síntomas
La transmisión en perros se da principalmente por orinas contaminadas y otros fluidos corporales. Las bacterias pueden ingresar también por vía percutánea en aquellos animales en contacto con el agua; por beber o nadar en la misma, por ejemplo, perros en temporadas de caza son muy susceptibles.
La vía de aerosoles es también importante para la transmisión de esta enfermedad. El tiempo entre la infección y la aparición de los primeros síntomas varía entre 4 y 10 días.
La gran variedad de signos y síntomas con la que se presenta esta enfermedad hacen que la misma sea difícil de diagnosticar tanto en animales como en el hombre. Estos incluyen fiebre, decaimiento, inapetencia, mialgias, dolores renales de proyección lumbar, ictericia, orina oscura y abundante, sangrados nasales, tos, dolor en la micción, etc.
Pueden darse cuadros sobreagudos, agudos o crónicos los cuales no implican necesariamente la presencia de ictericia. La presentación subclínica representa otro reto para el diagnóstico de leptospirosis y hace que la serología sea la forma precisa de identificación.
Cuando la recuperación es posible, los animales siguen siendo portadores y propagan la bacteria por orina siendo este aspecto lo que hace difícil de erradicar esta enfermedad. Los signos de dolor en la micción y dolor lumbar son los más indicativos para orientar el diagnóstico de leptospirosis.
La muerte por insuficiencia renal y hepática se da como resultado en los cuadros crónicos.
SINTOMAS.
Los síntomas observados en el perro van desde muy leves o inexistentes hasta muy graves, dando lugar en este último caso a un cuadro que rápidamente acaba en la muerte. La forma clásica, descrita a continuación, resulta en muchos casos menos graves y/o de evolución más lenta.
Forma clásica: la leptospirosis puede manifestarse a través de un amplio abanico de síntomas y puede confundirse con otras enfermedades infecciosas. Sin embargo, normalmente evoluciona mucho más rápido que el moquillo y la hepatitis viral canina.
Los síntomas que provocan incluyen: Fiebre alta (que puede disminuir después), Gastroenteritis, vómitos y diarrea que pueden contener sangre. Ictericia (coloración amarillenta), como consecuencia de la aparición del hígado. Orina oscura. Deshidratación acusada. Congestión de las mucosas. Letargo. Insuficiencia renal aguda. Y, en última instancia, la posible muerte del animal.
DIAGNÓSTICO.
Diagnóstico clínico. Debido a las similitudes con otras enfermedades, tanto infecciosas como de otro tipo, hay pocos signos clínicos que permitan un diagnóstico inequívoco. El veterinario puede pedir pruebas diagnósticas debido al riesgo de infección para las personas y la necesidad de elegir el tratamiento adecuado.
Pruebas diagnósticas.
Las bacterias de Leptospira se pueden ver en la orina con un microscopio, pero no es un método fiable.
Los análisis de sangre para detectar los probados fabricados contra las bacterias presentes en la sangre constituyen el método más útil para confirmar la infección en sus fases iniciales.
Tratamiento.
La leptospirosis aguda se trata con antibióticos para controlar la infección y con fluidoterapia para controlar las alteraciones electrolíticas que siguen a la insuficiencia renal aguda. Los perros afectados generalmente se recuperarán si el tratamiento se inicia lo suficientemente temprano. Durante la etapa aguda de la enfermedad, algunas bacterias son intracelulares, escapando así de los efectos del antibiótico. Algunas semanas después, estos pueden volver a multiplicarse, aunque solo a un nivel bajo, debido a la respuesta serológica del animal; no obstante, pueden producirse lesiones moderadas en el hígado o los riñones, que pueden conducir a trastornos crónicos. Por tanto, es necesario continuar con el tratamiento antibiótico durante varias semanas. Sin embargo, cuando las lesiones tisulares ya son pronunciadas (por ejemplo, fibrosis hepática), los antibióticos no mostrarán el efecto deseado (André-Fontaine, 2006)
La rehidratación es con una frecuencia urgente, que debe llevarse a cabo prestando siempre atención a las concentraciones correctas de ventas.
Medicamentos para controlar los síntomas, como diarrea, vómitos y dolor.
Medicación para limitar el daño orgánico extenso. Cuidados para mantener al perro aseado y cómodo.
Es necesario plantearse con sensatez si conviene tener un perro portador de la enfermedad en un hogar en el que no es posible mantener una higiene adecuada.
Prevención.
Idealmente, la prevención debería comenzar limitando el contacto de los perros con los reservorios de la enfermedad, así como evitar posibles fuentes de infección (contacto con agua estancada). Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo, dado el estrecho contacto de las mascotas con los animales salvajes, incluidos los roedores, incluso en las zonas urbanas. Las vacunas que contienen Leptospira spp. son consideradas como no esenciales, debido a que dependerá del estilo de vida del perro, sin embargo, la cantidad de perros que nunca tienen acceso a la vida silvestre, fuentes de agua ambientales y áreas potencialmente contaminadas es probablemente muy pequeña, incluidos los perros con vida urbana, motivo por el que todos los perros "en riesgo" deben vacunarse con regularidad, ya que la leptospirosis es una enfermedad zoonótica y la enfermedad en los perros puede ser grave y mortal si no se trata. Por lo tanto, la vacunación es la medida más importante para proteger contra la leptospirosis en perros. También reduce la excreción de Leptospira en la orina, lo que significa que se puede contener su propagación. Para inducir la protección más completa posible, se deben usar vacunas que contengan serovares de los serogrupos relevantes en la región.
Cómo se contagia la leptospirosis en GATOS.
El felino puede contraer leptospirosis a través de contacto directo con otro animal o una superficie en la que la bacteria haya anidado. Así que teniendo esto en cuenta, el contagio puede producirse si:
? Entra en contacto con animales domésticos en la calle.
? Se relaciona con animales de granja.
? Accede y bebe en aguas estancadas.
? Puede estar en contacto con roedores o aves salvajes.
? Se hidrata en ríos, lagos u otras fuentes naturales de agua.
? Está próximo a orina de un animal infectado.
? Puede tener acceso a comederos o bebederos de un contagiado.
? Es mordido por un animal enfermo
? Come carne de un animal infectado.
? Su madre se lo ha transmitido.
Es una enfermedad que ha sido muy poco estudiada en gatos, así que hay cierto desconocimiento sobre sus etapas de desarrollo. Lo que se sabe es que ciertos felinos la padecen de forma moderada y se recuperan rápido, pero en otros casos, puede ser mortal ya que su evolución conlleva problemas renales e intestinales.


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